jueves, 22 de abril de 2010

El Caballo Peruano de Paso, sus pisos y enfrenadura, primera parte

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W. Rosell

“El Caballo Peruano de Paso”
Sus pisos y enfrenadura

Primera Parte

Estancia Matazango, Julio de 1945 Lima - Perú

PROLOGO

Don Wenceslao Rosell, accediendo al pedido insistente de los numerosos aficionados y criadores que nos reuniéramos en Lima con motivo del Primer concurso del Caballo de Paso, ha cumplido su ofrecimiento obsequiándonos en este folleto un resumen de su arte y experiencias de Chalán.

Chalán, es un vocablo de origen árabe (Chalab) conque en el Perú llamamos, con más o menos propiedad, a los equitadores del caballo de paso, a los que también denominamos "enfrenadores" cuando se colocan al servicio de un patrón y pierden su condición de aficionados.

Wenceslao Rosell, cultor exquisito del deporte caballeresco, es chalán de nacimiento; nacido en la opulencia de Trujillo, no ha podido sustraerse a la Tradición del Caballo Peruano. El como ninguno ha reunido en la escuela de la experiencia, las sabias lecciones que sobre la silla le dieran sus progenitores y aquellos enfrenadores magníficos que se llamaron Francisco González y Emilio Bazán, con quienes aprendió el fino arte de enfrenar como lo hiciera el Marques del Valle Umbroso de Manuel Cojapaico.

Como ya lo ha dicho Wenceslao Rosell, su "tema" es la Equitación y ella es en él locura y poesía, sino ahí está "Tarzán" su mejor poema.

Wenceslao Rosell ha venido de la Alta Escuela, en sueño de su juventud, a la Escuela Peruana, añoranza del pasado. En esta convención de aficionado se repite la historia de nuestra enfrenadura, en ella está el porqué de éstas líneas y la justificación de mi teoría de que la enfrenadura ha hecho a nuestro caballo y le ha dado sus aires característicos.

Nuestros antepasados debieron ser equitadores de la más perfecta escuela para haber logrado perder la diagonalización natural del caballo y perpetuar un aire adquirido como es el paso o andadura. En efecto en el siglo XVI florecieron en España los mejores jinetes y surgieron los mejores caballos de equitación sobresaliendo los de estirpe cordobesa; pues, según afirma Bañuelos de la Cerda "no hay caballero en Córdoba que no tenga de esta raza y porque es bien saber que deben domarse y adoctrinar de un modo particular”. En efecto en 1580 el Archiduque Carlos, hijo del Emperador Fernando I, funda en las montañas de Karst la estirpe equina más antigua a excepción del Árabe, de donde han de salir los Lippizaner, los más famosos caballos de equitación.

En el siglo XVI el Cordobés (Guzmán o Valenzuela) es el mejor caballo de Europa y en Lippiza como en todos los haras de importancia se buscan estos famosos sementales porque estampan su forma y condiciones de manera prodigiosa al extremo "que burlando ni veras salía caballo malo…".

Don Pedro de Zavala, Marques del Valle Umbroso en su Escuela de Caballería nos dice que: “Lima es Sevilla… sus caballos cordobeses, sus monturas las de Pizarro", y así como en Hungría los emperadores austriacos perpetuaron al caballo cordobés "digno sólo de ser montado por un Rey cuando quiere mostrar su majestad y gloria". Así en el Perú se perennizó no sólo al caballo, nuestro jacarandoso caballo de lujo, sino también su enfrenadura.

Los victoriosos soldados de España llevaron prácticas a la madre patria que debieron por fuerza influenciar la equitación española y como ellas ofrecían mayores ventajas y solidez, hubieron de introducirse en la Lidia y en el Torneo, arte y deporte supremo que no era sino medio agradable de prepararse para las duras pruebas de la guerra. En efecto en el siglo XVI se comenzó a introducir la monta a la ”jineta" con estribos cortos, ayuda de piernas y la enfrenadura a las patas con lo que se logra desenvolver con impulso al caballo permitiéndole sacar hacia adelante del pecho y las manos.

Enfrenadura más efectiva en el combate y en el toreo desplazó rápidamente a la Escuela Castellana y predominó en los suntuosos festejos ecuestres que llenan la historia de las fiestas del siglo XVII. Venida a menos la Escuela Castellana, persiste entre nosotros con sus estribos largos, comodidad en el asiento y la enfrenadura a las manos por la que se domina al caballo solo con el bocado. No debe extrañar entonces, que al regreso, el Marques del Valle Umbroso a España, a fines del siglo lleve como "arte singular" las prácticas de enfrenadura observadas en Lima; pues, dos siglos han hecho olvidar la genuina Escuela Castellana traída por equitadores de tanto renombre como Hernando de Soto y el mismo Gonzalo Pizarro.

Esta enfrenadura que es en verdad la más apropiada para el caballo de lucimiento que hoy llamamos de lujo así como para la comodidad del viajero se conservó, en efecto, en España para las Jacas de Fantasía y las que servían de montura a señoras y frailes. Don Pedro de Zavala describe en su Escuela la Caballería como propio de Lima un estado de transición, "El adiestramiento de caballos corredores que se destinan a tropa" y "enfrenamiento de caballos de calidad y lucimiento", indicando que estos últimos "tengan paso castellano, y si puede ser también aguilillo”.

Este es el único documento de la época que nos da una idea sobre el olvidado arte de enfrenar; el que ha proseguido entre nuestros enfrenadores como reflejo intuitivo, como armonía vaga pero imperfecta. Ellos con mayor o menor sensibilidad y sentido del caballo han conservado el tacto aunque muchas veces sus acciones antagónicas saltan como herejías a los ojos del buen equitador. El misterio de esta sensibilidad que el chalán no puede explicar con palabras o sujetar a reglas ha sido descorrido por Wenceslao Rosell en una primicia que el verdadero aficionado debe aprender como doctrina, sin reservas ni prejuicios porque ahí encuentra la verdad y la perfección de nuestra enfrenadura, verdadera gloria de nuestro Folklore.

Nuestro criollismo hace que muchos aficionados vean como anatema todo lo que trasciende a modernismo y así se moteja todavía a la introducción de las reglas del arte de equitar en la enfrenadura y a las descripciones de la zootecnia en la crianza. Muchos aficionados han de resentir la introducción de las más simples reglas de equitación; así como Rosell todavía resiente nuestro intento de mejorar la conformación de cuartillas y corvejones; pero, los aficionados y chalanes encontrarán que sus caballos caminarán con mejores pisos y entrarán y saldrán de los tornos más desenvueltos apunto de aplicar los sabios consejos con que generosamente nos ha obsequiado uno, sino el mejor de nuestros aficionados.
Aurelio Málaga Alba


El Caballo Peruano de Paso Sus Pisos y Enfrenadura
Por: Wenceslao Rosell Urquiaga

Como miembro de la comisión encargada de hacer los calendarios de las actividades del Club Hípico Peruano, casi desde su fundación, hice siempre constar las fiestas del caballo de paso en mi deseo como aficionado de estimular su crianza, consiguiendo solo que se realice el primer certamen el 29 de abril último, gracias al entusiasmo que le despertó al actual Presidente de la institución doctor Alfonso Álvarez Calderón.

El gran entusiasmo demostrado no solo por los criadores y aficionados al caballo peruano de paso, sino la gran concurrencia de público en los días que el jurado trabajó en las clasificaciones, como el día citado en que las tribunas y campos resultaron pequeños para los miles de espectadores que asistieron; la gran-exhibición de aperos modernos con magníficos pellones, la riquísima colección de componentes de aperos y aperos completos desde la época de la conquista, en que se admiró hasta un jato con piezas de oro, la creación de premios anuales de importancia pecuniaria instituidos por prestigiosas firmas; la espontaneidad del señor Presidente de la República, doctor Manuel Prado, que al solicitársele su apoyo dio las resoluciones necesarias para oficializar el primer certamen y organizar la " Asociación de Criadores", creando el premio "Presidente de la República", obsequiando el trofeo "Manuel Prado" y presidiendo el primer certamen, han llevado a mi ánimo la impresión de que solo estaba adormecido este pedazo de nuestra nacionalidad y por eso en plano inferior hasta antes de ahora, nuestro único y gran caballo.

Con solo lo hecho hasta el 29 de abril del presente año poco todavía se ha visto vibrar algo así como patriotismo, al avivar el deseo de conservar y dar su valor a ese animal que es propiedad nuestra. Motivos suficientes los anotados que unidos a la solicitud de algunos aficionados me hace intentar escribir este folleto exclusivo para el caballo de paso, tomando o repitiendo todo lo necesario de mis folletos titulados "MIS OBSERVACIONES SOBRE EL CABALLO y EL JINETE", uno publicado por la Escuela Militar de Chorrillos en 1940, donde hago mis apreciaciones sobre el arte de la equitación, y el otro en el que trato de definir la "Alta Escuela" y la "Puesta de Mano", ilustrados con fotos de los trabajos ejecutados por mi caballo “Tarzán”.

Honra este folleto el prólogo del doctor en ciencias veterinarias Mayor Aurelio Málaga Alva, gran admirador de nuestro caballo.

CAPITULO I.
Generalidades.

Hay personas que con respecto a la enfrenadura del caballo nacional dicen ser poseedores de secretos, y como nunca suelen comunicarlos, se van perdiendo en forma lamentable para las futuras generaciones. Están ellas relacionadas con aquello que los criollos llaman enfrenadura del caballo nacional, y que, por no haber al respecto nada escrito que yo sepa, ello también me ha decidido a escribir este folleto llevando al ánimo de mis amigos lectores el convencimiento de que el enfrenar no es cosa baladí o empírica que se puede hacer al acaso o al capricho cuando se ignoran las causas de los movimientos, que se piden al animal o aquellos que se les enseña, realizándose la susodicha enfrenadura por mera imitación y nada más, pero sin el cuidado paternal, digamos así, y arte necesario: cuidado y arte que solo los dan la vocación innata del jinete o equitador instintivo, valga decir, que son muy raros.

La ciencia de conocer y guiar el caballo es compleja por su naturaleza misma. Y, sabido es que hay dos métodos para llegar al conocimiento de toda verdad científica: observación y experiencia.

Pues bien, mi experiencia y observaciones me hacen opinar que debe tenerse como axioma de enfrenadura y equitación que, para educar este animal, noble compañero del hombre, todo aficionado debe tener presente que da mejor resultado y es más positivo usar continuamente de solicitudes y caricias que emplear equivocado rigor.

La causa de esta ley deriva de que en el sutil instinto de la bestia predomina el factor recuerdo sobre el factor inteligencia. Muchas veces he comprobado que el caballo recuerda siempre una caricia oportuna y no olvida fácilmente el castigo indebido.

Entre los árabes, que son los jinetes que más aprecian y sienten, a la par que saben agradecer los servicios del caballo, se observan proverbios muy bellos y comparaciones distintas como: "solicita la limosna de la mano de una mujer", “con sus cascos hiere a su enemigo en la cara".

El aficionado no debe ignorar tampoco que el caballo, a través de la historia universal, ha sido muchas veces el elemento decisivo en grandes acontecimientos y en los más novelescos actos bellísimos y elegantes, privados al ser humano. La clásica época caballeresca de la edad media ha dado al hombre un nuevo nombre: “Caballero”, titulo bastante de cortesía, nobleza y finura, derivados, sin disputa, de la admiración con que se mira al hombre que está montado arrogantemente a caballo.

Por estas razones no me cansaré de recomendar que a toda obediencia de lo pedido al caballo o al ejecutar éste el movimiento con el equilibrio buscado, debe de inmediato el jinete acariciarlo, recompensarlo con azúcar -pues es muy goloso-, sin el temor de lo que se dice cuando al hombre se le recompensa o aplaude su obra de bien: "cuidado que se puede engreír como una bestia". En esto el caballo nos enseña que no se engríe como la generalidad de los hombres, sino que se muestra contento, toma alegría y se adorna al hacer las cosas bien.

Cuantos ejemplos se podrían tomar de los llamados despectivamente bestias, en el sentido de agradecimiento. A propósito de recompensa y engreimiento voy a narrar dos casos curiosos, por tener testigos para citar.

El uno: Durante ocho años que tenía yo a “Tarzán" acostumbraba al llegar o salir de "Matazango" -fundo donde trabajo- de saludarlo y despedirme, y en el resto del día por tenerlo muy cerca lo acariciaba al pasar o le daba la voz, y lo montaba diariamente. Bien, en 1941 adquirí en Buenos Aires un caballo de raza Orlof, negro entero de color, y en los primeros días de tenerlo en "Matazango", por la novedad y deseo de saber lo que daba, a diario entraba a su box, le llamaba por su nombre ("Otello") y le daba azúcar, y por supuesto lo montaba, comenzando su educación. "Tarzán" de quien me olvidé en esos días miraba por la ventana de su box, vecino.

A los 8 o 10 días de esto entré al box de “Tarzán" y pasando al interior como de costumbre lo llamo por su nombre, y al no acercarse lo llamo con imperio y le miro la cara, la que tenía una expresión de fiereza, todos los músculos contraídos, y a poco tira las orejas atrás y se me viene a tarascadas. Me defendí lo que pude con el sombrero y al no dominarlo llamé al mayordomo de la chacra don Federico Carrillo, que estaba cerca, quien al entrar al box consiguió hacerlo retirar. No lo castigué, le hice cariño y desde entonces, aunque no lo monte, lo acaricio. ¿Piensan o no los caballos para que les despierten y manifiesten los celos?.

El otro: De esto hace solo un mes. Despierto a media noche fatigado por una terrible pesadilla en la que estaba viendo que "Tarzán" se moría, le cuento a mi señora y continúo durmiendo. Al día siguiendo en la mañana estando en la Hacienda Puente, les digo a los señores Mario L. Cánepa y César Victorelli: que maltratado estoy por la mala noche, y les cuento la pesadilla. Transcurre el día sin ir a "Matazango" a pesar de tener un constante deseo de hacerlo. Al fin, tarde ya cerca de las 6 p. m., estando en Lima salgo para "Matazango” y al bajar del auto le digo a Genaro Carrillo -cuidador de "Tarzán"-, cuida mucho al “viejo", que así le llamo a "Tarzán”, porque anoche lo he soñado que estaba muriéndose y me contestó "está muy bien"; busco al mayordomo don Federico para averiguar lo del día y a poco viene Genaro y me dice; "Señor, Tarzán está muy mal" . Entro al box y lo encuentro rígido sin ningún movimiento, efectivamente se estaba muriendo. Quiso la suerte que diagnosticara una retención de orina, lo trato como tal y más o menos a las 9 de ]a noche, consigo que evacue la vejiga, e inmediatamente da casi un relincho y comienza a morderme la manga y solapas del saco, forma que tiene de acariciarme ¿Fue esto o no una transmisión de pensamiento?.

CAPITULO II
Constitución y características
LA CABEZA

La cabeza descarnada, algo pequeña, perfil recto y ]ligeramente curvado (siendo el perfil acarnerado, también característico), el hocico breve, la quijada fuerte, pronunciada y redondeada; la cabeza es de frente amplia y hocico estrecho (cabeza de ataúd). La oreja es pequeña, suave, móvil, flexible y acaracolada. La frente amplia, ligeramente combada, los ojos redondeados y tranquilos se hallan bien separados y se encuentran situados en la parte más baja de la frente, los ollares son alargados con el ala externa pronunciada. La boca es pequeña, de labios delgados y mentón recogido. Encontrándose las ramas de la quijada fuertemente separadas.

EL CUELLO

El cuello corto, grueso y convexo, musculoso y flexible con abundante crin sedosa.

EL DORSO

La cruz poco saliente y carnosa; el dorso ligeramente ensillado, ancho y moderadamente corto, modelando un amplio tórax; el riñón es corto, ancho musculoso. La grupa ligeramente inclinada, ancha y algunas veces partida. Pecho amplio, sobresaliente, con encuentros muy separados, correspondiendo a un tórax profundo con costillares bien arqueados. La espalda es un poco inclinada, el brazo y antebrazo musculosos y firmes. Los costillares largos y fuertemente arqueados dan gran amplitud toráxica. La ijada y vientre son cortos y redondeados. La cola de crin espesa y ondulada con inserción moderadamente baja y pegada a las nalgas, las que son alargadas descendiendo hasta cerca de los corvejones, que son acodados y secos. La rodilla es amplia y fuerte proporcionada en relación con los miembros, las cañas son cortas con tendones rectos y destacados. Los nudillos redondeados y secos, las cuartillas finas, ligeramente inclinadas dando la sensación de flexibilidad. Los cascos son cortos y duros. La piel es suave, delgada, cubierta con pelo fino y brillante, siendo los pelajes de color entero los más buscados, así como los moros y almendrados.

CAPITULO III
Descripción de su andar

Para que sea más claro este tema que por las opiniones en contrario que me han sostenido algunos aficionado, pues yo sostengo que su avance es lateral y su apoyo es diagonal, saliendo o siendo el resultado del intermedio de estos dos extremos, del trote que su avance es diagonal y simultáneo la levantada de tierra del posterior derecho y del anterior izquierdo, y del "huachano" que su avance es lateral o sea posterior derecho y anterior derecho con la misma simultaneidad que el trote, paso a describir el "caballo motor', que está formado por:

3 comentarios:

  1. a esto le fata + imformacion es aburrido

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  2. Se me hace dificil creer que esto se escribio en los años 40s. Maeestro w rosell.
    ojala haya alguien que le tome la posta

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