jueves, 22 de abril de 2010

El Caballo Peruano de Paso, sus pisos y enfrenadura, tercera parte

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trabajado a la cuerda, pues debe ser gala del aficionado evitar que su caballo dé siquiera un salto en la primera silla. La edad depende de la crianza, o sea del régimen alimenticio. Bajo la influencia del pastoreo acuoso que se acostumbra, están atrasados. El crecimiento es lento, los huesos faltos de solidez, los músculos sin pronunciarse, etc., etc. En muchos casos se crían tan mal, que viven en anemia, por más que se les alimente con granos, más tarde es casi ya orgánica.

A los tres años y medio puede tener casi toda su alzada si ha sido bien alimentado y ejercitado, y esa es la edad que corresponde para comenzar a trabajarlos porque son más flexibles y dóciles. A mayor edad han adquirido muchas veces defectos de carácter ya por sí o por la brusquedad con que han sido tratados.

El trabajo temprano favorece también el equilibrio, que abandonado puede cargarse sobre el tercio anterior o posterior, y corregir esos defectos adquiridos, es muy desagradable.

Al favorecer el equilibrio embellece su forma, pues es positivo que el jinete entendido es un escultor, modula al caballo.

CAPITULO IX
Enfrenadura o educación

Antes de dar las reglas, debo decir que para entender y encontrar el placer artístico de cabalgar, precisa primero que nada, comprender las reglas que rigen al "caballo motor"; las leyes del equilibrio del caballo y del equitador y de ambas juntas; la forma en que ellas se cumplen, ya sea en el caballo nacional o en el de trote.

El aire distinguido del animal, el movimiento rítmico y acompasado de sus reacciones engendran el equilibrio artístico que hace del jinete y el animal un solo todo armónico, proporcionado y elegante en el cual el hombre y el caballo educado realizan el máximo efecto artístico con el mínimo de esfuerzo físico, brusco, dañino, feo y peligroso a la vez.

Lamina Nº 7



Diámetro 12 metros (Torno). Debe caminarsele a una y otra mano, sin dejarlo salir del circulo (rodarse) ni entrar al interior (robar), en los sitios marcados quebrarlos solamente.
El porvenir de un potro depende mucho de los conocimientos y el buen gusto del chalán que lo educa, para saber sacar la mayor ventaja de este privilegio del caballo peruano.

De ahí desde las primeras síllas debe buscarse al animal el piso que más fácilmente y con elegancia ejecute, para evitar la artificial y cultivar lo natural, siendo del criterio que más se debe cuidar ésto al principio de su educación, que la soltura con que lo ejecute, porque no es posible pedir que dé lo que todavía no tiene; muchos creen cuando ven caminar un caballo arrogantemente, que eso es suyo solamente, no concediéndole nada al chalán; gran equivocación, pues si bien es cierto, como ya he dicho, que su natural es el piso, la calidad de éste y su armonía se debe a quien lo educó.

La falta de estímulo a nuestros chalanes, que si bien carecen de reglas técnicas para educarlos, muchos tienen la vocación innata del jinete, el tacto ecuestre, conduciendo entonces al animal con gran porte, el que al ser alabado por el público, si el propietario está cerca dice: "Es de mi raza", expresión simpática, debido al orgullo que siente por ser el feliz dueño de ese animal, el orgullo como siempre ciega, y en este caso, sencillamente, conviene en ser pariente consanguíneo.

Esta falta de estímulo para el chalán de parte de los propietarios es igual a lo que acontece con el público, y yo no sé por qué, cuando se trata del hombre y de algún animal educado, valorizamos más a éste; por ejemplo: pasa un caballo en magnífico piso, con actitud gallarda, con el equilibrio descrito y sale la expresión: "qué rico caballo"; y si trabaja bien en la enfrenadura: "qué hábil animal"; al hombre nada, a pesar de que el caballo está abajo y el hombre está arriba.

Lamina Nº 8


Cuando ya están bien quebrados y caminan francamente en el torno o sea en el círculo mayor, se les hace describir los círculos menores que coinciden con los sitios donde se les quebró en el torno, el recorrido debe ser completo a cada mano.


Bien, ahora voy a pasar de lleno a las reglas o ayudas que deben emplearse en su educación, las que siempre se comienzan con el bozal y se continúan como- intermedia en la educación con las llamadas cuatro riendas. Yo no quiero aquí extenderme en explicar ni introducir reformas tan fundamentales en la casi sin razón del uso del bozal, por lo que paso a describirlos.

1.- "Caminar" Al sacarlo a caminar debe hacerse de frente y acompañándolo a corta distancia otro caballo que lo amadrine.

2.- "Quebrar" Cuando ya camina más o menos franco, de trecho estrecho se le para y se jala la rienda derecha o izquierda sin brusquedad, presionando más la pierna contraria.

El jalado no debe ser de una sola vez, sino cediendo la mano a cada entrega que haga procurando que lleve el hocico atrás de la pantorrilla. Todo esto en varias lecciones hasta que lo haga a una y otra mano, a la menor solicitud. En todo el tiempo que dure esta enseñanza debe ser en línea recta antes de pasar al torno.

Conforme avanza la embozalada y desde luego la educación de los distintos movimientos, la jalada quebrada o recogida desde atrás de la pantorrilla, debe ser al estribo y, de aquí, de punta a punta del pecho con lo que toma más recogimiento, este trabajo lo señalo por ser costumbre, pues yo opino que enseñar algo malo para después corregir, es pérdida de tiempo. Si a la pantorrilla es mal hecho, y bueno al estribo o mejor a la punta del pecho, es así como debe comenzarse.

Lamina Nº 9

Preparación de “8”. Siempre dando las vueltas en el círculo mayor y cambiando de desplazamiento al cambiar de mano.

Desde que la flexión o quebrada la efectúan ya alta a los sitios buenos indicados, si se les quiere enfrenar en contraria, después de producida la llamada arrienda coja directa debe acompañarse con la contraria lateralmente.

Por las razones del desplazamiento del bípedo anterior con el uso continuo de la rienda coja, al cojear es conveniente usar una y otra para corregir los defectos de una y otra enfrenadura; pero al hacer una exhibición del caballo enfrenado ésta debe ser sólo a rienda coja o sólo a rienda contraria, y no como acostumbran cojear hasta que quiebren y después empujar con las contrarias quedando deslucida, como he dicho, la exhibición por el empleo de las dos manos.

3.- "Torno" (caminar en círculo). Una vez que el caballo camina directamente con franqueza y está quebrado, se le comienza a trabajar sobre un espacio circular de diámetro grande (diez o quince metros) (Lámina Nº 5) cuidando desde el principio que la segunda y sucesivas vueltas la hagan sobre las huellas de la primera, no permitiendo que se abran (rodarse) con la pierna de afuera, ni que se cierren (robar terreno) con la pierna de adentro. Así las huellas del caballo deben describir una circunferencia lo más perfecta.

Lámina Nº 10

“8” (Este esquema como todos han sido hechos a compás, no quiere decir que se recorra con esa perfección). Se da dos vueltas primero en el círculo y se inicia al ocho haciendo el cambio de mano y desde luego de desplazamiento en las marcas C. D. En los circulos grandes y chicos debe cuidarse el que no se rueden o roben.

Cuando ya caminen con libertad se les quebrará (o flexionará) en el círculo (Lámina Nº 7), siguiendo circulando, siempre al quebrarlos de afuera a adentro, si es a la derecha, rienda derecha y pierna izquierda, y vice-versa.

Una vez obtenido lo anterior en los sitios que se les quiebre, seguidamente se le mandará describir círculos pequeños (Lámina Nº 8). Todo esto entrando a una y otra mano, los círculos pequeños con las flexiones sin aguantarlos ni cerrar, sino pedir y soltar simultáneamente, cuidando que no deje de caminar marcando las cuatro patas.

Nuevamente trataré del desplazamiento para indicar que no se deje de emplear, por ejemplo, en el torno si es a la derecha desde que se toma la curva de la circunferencia el asiento debe desplazarse a la izquierda tanto como sea necesario para poner el cuerpo del caballo de acuerdo al círculo, la pierna izquierda un poco atrás de la cincha y la derecha firme a la cincha; a la izquierda ayudas invertidas. La pierna izquierda atrás evitará que el caballo ruede y su castigo los concentrará.

Lamina Nº 11

Doble “8” Objeto suavizar al caballo e irlo preparando para el caracol, ejecutandolo con las ayudas descritas.

4.- "Ocho" Esto no es más que describir dos círculos unidos cambiando de dirección precisamente en la unión, entrando por una y otra mano, a pesar de no ser más que describir los dos círculos, bien ejecutados con la ayuda ya señalada es el todo en la enfrenadura peruana. Ejecutando tal como se acostumbra, sin el desplazamiento, es decir, sin modificar el equilibrio al cambiar en el centro de mano, no da resultado. Bien efectuado es de suma importancia, pues es el único movimiento. como ya dije, que contribuye al equilibrio (aparte de la sentada y cejada).

El abuso del “8” suaviza indudablemente pero llega a la emborrachada a que me he referido. Siendo, como ya advertí, de gran importancia, he preparado varios esquemas y son: (láminas 9, 10, 11).

Como todo trabajo debe iniciarse en el circulo mayor, que es en el que se comenzó la educación, debe darse en ese mismo circulo, por lo menos, dos vueltas completas, que éstas sirven para juzgar el porte del animal, es decir, piso parejo sin variar; soltura: juego de manos recogido o arboleo; cuello alto; cabeza bien colocada; línea vertical de la frente; contracción de los riñones, recogimiento, concentración, rienda suelta, es decir, sin apoyarse en el bocado y saboreo de éste, claramente en el equilibrio descrito; caminar franco en espera de lo que se le mande ejecutar sin cometer los errores de rodarse y robar terreno. En una palabra, es aquí donde debe juzgarse al caballo enfrenado.

Lamina Nº 12

Caracol. Antes de ejecutarlo debe darse dos vueltas en el torno y cerrándolos cuidando su piso y porte procurando que se entreguen lo más aproximado al centro y de allí salir en el mismo piso describiéndolo contrariamente hasta llegar nuevamente al círculo o sea al torno. Su ejecución a “caballo destapado” es la misma, que en vez de entrar en piso se entra con toda velocidad posible sin que haya tratrabillo.

Todo entrando por la derecha, como ya he dicho, y con la salida respectiva, cambiándolas en CD que quiere decir, cambio de desplazamiento. En los círculos menores verdadero “8”, cambiando como siempre ayudas en la unión del espacio comprendido entre C y D, entrando por una y otra mano como en todas las figuras; caminar en el círculo mayor como ya se ha descrito, tomar los círculos del “8" grande y ejecutarlo, seguir las flechas y ejecutar el “8" menor.

Todos los “8” bien ejecutados, como se comprenderá, equilibran y movilizan al caballo, los hacen francos al caminar a la voluntad del jinete y atentos a cualquier indicación, sin ser ellos los que a cada paso quieran cerrar.

5.- "Caracol" Tiene por objeto desplazar y movilizar el anca (cuarto posterior). Se ejecuta con las mismas ayudas del caminar en circunferencia cerrándolo en cada vuelta hasta llegar al centro en el cual se provoca la flexión con rienda coja o contraria; y se les deja rodar en su piso (si está concentrado) y se les cierra.

Es en este momento sólo cuando debe actuar la pierna interior con golpe de estribo o taco, para hacerle botar el anca. Bien ejecutada esta figura deben entrar y salir haciendo el mismo recorrido y en el mismo piso.

Los errores de esta figura son también el rodarse y robar, y no cerrar en el centro.

El "caracol" se ejecuta también en el "8" (lámina 12).

Lamina Nº 13

“8” en caracol. Bien ejecutado es lo que más suaviza en la enfrenadura y es de lucimiento. Su abuso origina la “emborrachada”. Puede hacerse también a caballo destapado.


6.- "Rastrillar" Se ejecuta a uno y otro posterior aprovechando si fuera posible de una ranfla como el bajar de un puente, si es a la derecha, conjuntamente se jala la rienda de este lado (después de haber buscado contacto) seca y suavemente, se desplaza el cuerpo a ese lado metiendo la montura con el asiento y riñones, teniendo las piernas firmes, soltando enseguida; y a la izquierda las ayudas que corresponden así a ambos posteriores hasta conseguir su metida. Este trabajo lo prepara para la sentada y cejada.

7.- "Sentar" (parar) Es como lo anterior con la metida de ambos posteriores las ayudas del rastrillar actuando bastante hacia el centro de la montura. Esta y el ajustar las piernas a la cincha deben presidir a las riendas.

Si fué desde el principio de la educación bien empleado el desplazamiento, es aquí donde se nota su utilidad.

Lámina Nº 14

El “6”. Cuyas reglas de ejecución ya se han dado, y debe ejecutarse como todo después de haberles paseado por el circulo en dos vueltas, realizándolo a una y otra mano.

8.- "Cejar" (paso atrás) Una vez que el caballo sabe rastrillar, se le va pidiendo un paso atrás después de haber parado con las ayudas del rastrilleo, cediendo siempre las manos, es decir, que éstas no tiren o jalen continuamente sino cada vez que se mete la montura.

A pesar de ser un movimiento retrógrado, bien ejecutado debe ser diagonalizado, aquí también la utilidad del desplazamiento.

Cuando el cejar lo hace moviendo conjuntamente la pata y la mano del mismo lado (lateralmente) disminuye a la vista la talla del caballo y se le quita movilidad o sea salida rápida, pues no hay concentración.

TRABAJO A CABALLO DESTAPADO

Cuando todo lo anterior se efectúa con tranquilidad, recogimiento, etc., etc., a la menor indicación, se inician éstos, que son la prueba definitiva de la terminación de la enfrenadura, es decir, que el caballo es de toda confianza, está seguro.

Siendo el primer movimiento en "caracol”, dando dos vueltas en el circulo mayor en piso, se manda fuertemente haciéndolos arrancar pasando en su velocidad a un galope destapado. Hecho ésto a las dos manos, desde luego llegando a cerrar en el centro, se hace el “8”, en la misma forma, por supuesto a menos velocidad por ser los círculos menores.

La velocidad en el arranque y al cerrar, a más de la buena actitud, sin descomponerse, que es la buena enfrenadura, depende del brío y de la ligereza del animal.

Prueba fuerte, pero necesaria es el “6" (Lamina Nº 14).

Después de dar dos vueltas al círculo en piso, se entra por el 1, en el 2 se sienta y se ceja hasta el 1, de aquí se arranca a toda velocidad posible hasta el 3, donde se le cierra entregando. Hecho esto a una y otra mano es el dominio absoluto del caballo y donde más indispensable se hizo el desplazamiento.

Con el exceso o abuso del trabajo anterior se corre el riesgo de acuñar el piso. Esto se corrige con las siguientes ayudas: al sacarlo a caminar conjuntamente se ha de mover el asiento de uno al otro lado, acompañándolo de golpecitos respectivos en el costado con los estribos. (A propósito de esto, no dejaré de indicar que han habido jinetes que efectuaban esto aun poco más atrás de la cincha, produciendo cuando querían un sonido fuerte, y más, cuando el caballo estaba sudado; esto se llama planetear).

Cediendo la mano se repite, y si se aprovecha una bajada, por insignificante que sea, su resultado será de gran ayuda.

Siempre se llega a la terminación de una inteligente combinación de las ayudas descritas más adelante de este folleto, tales como: manos, desplazamiento y piernas.

Al profano en equitación le es muy difícil captar esto de las ayudas en forma detallada, y apreciar la armonía entre ellas y lo que el caballo ejecuta. Las ayudas entran en toda acción o movimiento del caballo, las que sólo se dejan de emplear cuando no se les monta, pues aunque hemos dicho que la educación se efectúa en un año, ésta sólo deja de realizarse cuando el caballo está sin jinete, de aquí que buenos caballos, bien enfrenados pasan a manos de personas no conocedoras y a poco tiempo su enfrenadura y su piso están destruidos.

Olvidaba referirme a la espuela y ésta debe usarse casi al mismo tiempo que el bocado, acostumbrándolos poco a poco a ellos, pues los toques primeros deben ser muy suaves y no repetidos para evitar el peligro del coleo.

Cuando se emplea como castigo, deben ser aplicadas hacia atrás y con fuerza, produciéndose las rasgadas de gala. Debe tenerse presente el dicho muy antiguo: “que a mejor caballo, mejor espuela".

Nota. Las cuatro riendas o sea bozal y bocado debe iniciarse cuando la educación del bozal esté avanzada y trabajen bien en el torno, quiebren, paren sin sentar o rastrillar (este trabajo se debe iniciar con las cuatro riendas, desde luego al principio sin que sientan el bocado).

Las riendas del bocado al comenzar deben ir sueltas, sin actuar, para impedir se acobarden con la sensibilidad de los llamados "asientos", y poco a poco al ir trabajando en los "8" y "caracol" deben ir haciéndose presente cada vez más quedando a la larga la falsa rienda o bozal sólo como correctivo.

Después desaparece el bozal, siendo reemplazado por la gamarrilla, que une la boca y en su memoria teman al correctivo. A propósito de haberme referido a los "Asientos", éstos son el espacio comprendido entre los molares y colmillos de la mandíbula inferior, su más o menos sensibilidad es lo que determina lo que llamamos con brío o lerdos a la boca.

Cuando aun caballo se le quiere abreviar en la enfrenadura para una exhibición, la víspera o antevíspera se les rompe los "asientos" haciéndolos sangrar, ejecutándolo con el puente del bocado o cambiando éste por una tira de cuero, se busca el contacto y por el tacto del jinete se sabe que se está en los "asientos", dando entonces un tirón tan fuerte como sea necesario y rápido.

Esto nunca debe hacerse teniendo las riendas sueltas, sin contacto, porque su efecto seria dañino, produciendo las sofrenadas tan temidas, las que en lugar de retener la vertical, se salen de ella.

Cuando se quiere enfrenar a rienda contraria, ésta se va marcando su actuación desde que comienza a usarse el bocado; al principio, como es natural, prescindiendo la directa o coja, seguido del desplazamiento, así progresivamente hasta que obedezca a ella, siendo cada vez más suave y breve el uso de la directa, usándola con pequeños, recogidos y rápidos, o golpes con la mano libre hasta que no sea necesario.

Ya he explicado que el trabajo diario debe usarse de una y otra rienda para evitar el desplazamiento exagerado de la espalda.

Jurado

Las apreciaciones de éstos y su puntaje en cuanto a constitución debe tener presente la característica ya descrita en el capítulo II, que como puntaje en la clasificación, a mi concepto, si no hay profundas desconformaciones, debe ser menor que el de la calidad del piso, suavidad, elegancia, etc., puesto que esta es su verdadero distintivo, y en lo que respecta a enfrenadura cuidar las reglas que ya se han dado y exigiendo que se trabajen con una sola mano si es a rienda contraria, cogiendo las riendas parejas en la mano y éstas de abajo hacia arriba, y si es a rienda coja la mano de arriba a abajo.

A la talla debe dársele un gran valor.

Son de castigo todas las rodadas y robadas á las que me he referido así como el cerrar sin que se les pida, el abrir la boca al sentarlo y el cejar no en línea recta y sin diagonalizar el paso y con la cabeza completamente tras la vertical o sea encapuchado.

Lima, Julio de 1945.

El Caballo Peruano de Paso, sus pisos y enfrenadura, segunda parte

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1º -Un regulador.- de la velocidad en la marcha y éste es la cabeza: a mayor altura menor velocidad.

Este regulador tiene un punto neutro para no permitirle el apoyo en el bocado (cargarse) ni destapar (nariz al viento).

Este punto neutro todos los caballos lo tienen, unos a más y otros a menos altura de la cabeza según la forma y largo del cuello, y se encuentra poco a poco, desde luego, con el uso atinado hasta que la comprendan, y el jinete lo encuentra levantando una de las riendas del bocado, si es en línea recta cualquiera y si es en círculo la de afuera para levantar la cabeza.

Conseguido, se toca con el estribo, talón o espuela al pelo en la cincha para bajarlo (la espuela al pelo y en la cincha es el bajador por excelencia muchísimo más poderosa que los distintos bajadores o martingalas) digo estribo, talón o Espuela dependiendo su uso del brío o sensibilidad del caballo que se monta; en ese subir y bajar cuando el caballo deja de cometer la falta citada es el punto neutro que conviene conservar o sea el tacto en la boca;

2º -Un motor.- La forma la parte posterior desde los riñones, y su dominio lo ejerce las piernas y espuelas, el bocado muy suavemente, actuando las piernas en combinación con los estribos, talones o espuela a la cincha, lo frena, es decir los posteriores van adentro bajo la masa.

Si esas ayudas se retienen en forma suave e intermitentemente no puede avanzar, está frenado; principio de concentración.

De esta actitud que se le ha colocado cambiando la espuela o talones hacia atrás de la cincha, se le acelera para partir la marcha hacia adelante, sin permitir que antes haya hecho movimiento de retroceso de uno u otro posterior, si lo hubiere hecho volver a la actitud de frenado y acelerar enseguida, conseguido: principio de impulsión .


Lámina 1

Caballo “Atila” 1er. Premio en la Tercera Exposición Zootécnica Nacional en 1935. Propietario W. Rosell, Criador Luis Ganoza V., hacienda “La Encalada” Trujillo, Jinete tomado al azar. A mas de su mecanismo descrito del caminar, obsérvese el levantamiento de espalda, libertad de pecho, cuello alto, línea de la vertical de la cabeza, riendas sueltas o sea sin apoyar, energía en su actitud, todo aproximado al equilibrio de la Alta Escuela. Enfrenado por el maestro Francisco González, en Trujillo.

3º -Un amortiguador.- que es el tercio anterior que solo se hace presente en la combinación del motor y el regulador;

4º -Una llave.- que viene a ser el riñón que permite frenar con su contracción y en su elasticidad o facilidad de movimiento, permite romper la marcha.

El vapor de este motor o su fuerza lo da el conveniente uso de frenar o romper la marcha con la atinada cadencia de la mano, pues el continuo uso del frenar y arrancar lo violenta; a mayor violencia mayor motor (principio también de impulsión).

Como se ve la importancia del motor-caballo está en sus extremos, cabeza y posteriores, ayudados grandemente o permitidos actuar por los riñones que sirven de bisagra.

Aceptado este principio o comparación en el que queda claro que el avance del caballo de paso es lateral, pues iniciado su movimiento con uno de sus posteriores que son el motor sale el anterior del mismo lado, y siendo así, paso a describir su andar o caminar.

Se mueve el posterior izquierdo y entra bajo la masa mandando la salida del anterior izquierdo, el posterior izquierdo toca tierra y el anterior está todavía en el aire, quedando el caballo, en apoyo diagonal o sea posterior izquierdo y mano derecha; el posterior derecho que quedó atrás se levanta para que al tocar tierra el anterior izquierdo entrar bajo la masa pisar o pasar la huella que deja el anterior izquierdo, así alternativamente. (Lámina Nº 1).

Con esta explicación solo me queda definir a continuación cada uno de los que llamamos "piso".

Primero: El "SOBREANDANDO".

Es el cual en su ejecución y taconeo al oído es más unido debido a la inmediata sacada del anterior con relación a la metida bajo la masa del posterior. Este paso es el de mayor actividad y constituye uno de los de mayor avance (siendo el más fácil de obtener artificialmente por un trabador).

Segundo: El "PASO LLANO".

De este hay varios y son:

a) "PICADO" El más difícil de llegar a diferenciar del "sobrenadando” pues solo se diferencia en un pequeño atraso del movimiento del posterior con el anterior, haciendo un pifiada y por esto agudo su taconeo y al caminar levantan la espalda y por consiguiente al tocar tierra lo hacen con mayor fuerza. El levantamiento de la espalda y golpe de la mano es muy visible a la vista y al jinete que lo monta.

Los caballos que dominan este paso son muy raros y los que lo tienen se presentan con las siguiente características: arrogantes con juego en el pecho y con la cabeza levantada, mucho entusiasmo. Todo esto producido por su natural alegría, impulsión o voluntad y deseo de caminar;

b) "EL GATEADO" Cuyo principio de ejecución es semejante al anterior diferenciándose de él por lo tranquilo y porte, por su suavidad y gran avance, así como es el piso que menos varía o nunca lo varía ya sea caminando despacio o a todo andar.

A propósito de este "piso" debo decir que en el Concurso a que me he referido al principio de este folleto, hemos visto tres animales que lo lucían: una yegua “Mariposa” del señor Santiago Acuña, y dos potros. Los potros "Limeñito" de los señores Aspillaga Anderson, y el "Príncipe" del señor Federico La Torre Ugarte (padre e hijo) que en su andar creo se les puede comparar con un nadador a brazadas contra la corriente, pues en el formidable caminar de estos caballos a más de verlos cogerse de la tierra en su gran avance, daban la ilusión que era la tierra la que se deslizaba bajo sus cascos;

c) “EL BOBO” Cuyo principio de ejecución es semejante a los anteriores y diferenciando de ellos por lo pausado, por el taconeo fuerte y porque en su porte llevan la cabeza más bien baja con pequeños movimientos de oscilación.

d) "EL GOLPEADO" Cuyas características son: atraso en la combinación de patas y manos que ha descrito y por ello fáciles de tomar la diagonalización (trote) gran levantamiento de las espaldas y mayor golpe en su actitud de los anteriores al posar tierra.

Estos caballos en la ciudad de Trujillo, los poquísimos aficionados a montar el de trote, que habíamos, nos servíamos de ellos a los cuales después de cortarle la cola (como se usaban entonces los de trote), y darles el aspecto de tales con el galápago y las riendas, los trabajábamos en la arena muerta del mar, cruzábamos terrenos surcados, etc., etc. Valiéndonos de estos medios los forzábamos sin pararlos salir al galope consiguiendo su diagonalización o sea el trote.

De los pasos hasta aquí descritos la superioridad de cada uno de ellos entre sí se resuelve al escoger el mejor por la soltura conque lo ejecuta, distinguiéndose ésta por la mayor metida bajo la masa de los posteriores lo que hace pisar o pasar la huella de los anteriores, salvo el caso del "Gateado" que como lo hemos visto es a brazadas posando las manos muy hacia adelante del aplomo no permitiendo que los posteriores lo alcancen; pero, siempre bajo el centro de gravedad.

Contribuye a valorizar cada uno de estos "pisos" a más de la soltura al ejecutarlo, el porte elegante y distinguido, la demostración de gran carácter, el juego de pecho, el recogido de manos, el arboleo, el bracear y todo aquello ejecutado con armonía y diremos con orgullo, por ser estos los únicos que lo ejecutan.

Dejo de describir el llamado "Aguilillo" por no considerarlo entre los "pisos” de valor, pues viene a ser un sobreandando menudito, sin ninguna elegancia.

CAPITULO IV. Equilibrio

Antes de entrar a tratar de la enfrenadura, que desde luego me anticipo a decir que lo que al respecto se les enseña es muy poco, quedando reducido a: círculos, vueltas, medias vueltas, sentada y cejada, que concretándose, a eso en breve tiempo puede aprender, justificando sólo la demora de un año que acostumbran los chalanes para entregar los caballos educados a nuestra usanza, precisamente, a más de lo que llamamos "asegurado" que es estar en su piso fijo y definido, con la boca suave sin cargarse o apoyarse en el bocado. Esto viene a ser el equilibrio para lo que nuestros chalanes no tienen más recurso que el tiempo, eso justifica la demora.

¿De dónde nos quedó el equilibrio de la Enfrenadura de nuestros caballos...? ¿De la equitación española o portuguesa?

Yo no sé la influencia que pudo haber en el Virreinato de una u otra, mi concepto es que fue la portuguesa. La escuela española según la vimos con el gran “Cañero”, célebre rejoneador y desde luego equitador español, es su equilibrio en las manos, con cuello algo bajo desde luego espaldas también bajas, dominando la cabeza con las largas piernas de los bocados que usaba, y con esta actitud los posteriores o el motor sin estar constantemente bajo la masa por su poca elevación del cuello quedando derribados o sea apoyados hacia adelante.

En vez el elegante equitador portugués don Ruy Da Cámara, de fama sobresaliente En España y Portugal de quien he leído halagadoras criticas en periódicos de España, en que se le llama? "el caballista de todas las épocas”, dominaba la cabeza con la espuela al pelo y a la cincha sin usar el bocado, mandaba fuertemente y sostenía el motor bajo la masa con cuello alto a todo lo que daba el caballo, en una palabra tenia al caballo en toda la presentación entre las piernas y manos o sea en "alta escuela', perfecta y constante, que por aproximarse su actitud en el equilibrio a la actitud de nuestros caballos, es mi opinión que de allí nos quedó.

Ya que me he referido a la alta escuela, voy a describir muy lacónicamente prescindiendo de toda figura retórica, aunque el arte de la equitación (que viene a ser solo esta parte) para quienes poseen el don de escribir en prosa, es tema precioso que, con conocimientos técnicos, puede brindar a los lectores un placentero entretenimiento transportándolos en alas de la imaginación a los campos del ideal máximo.

La equitación como arte es llamada la más difícil de las artes, pues se ejecuta a diferencia del pintor, del músico o del escultor, con un ser animal de inteligencia y voluntad como es el caballo.

Como ya he dicho, creo necesario esta descripción porque juzgo que la actitud de nuestro caballo bien enfrenado es el de la Alta Escuela. siendo esta actitud o equilibrio mas fácil de conseguirla en el caballo peruano por su nobleza a la vez que gran carácter, brillo en la boca y a la acción de las piernas, tacos o espuelas, dando facilidad para el tacto ecuestre porque sus avances son llanos, es decir sin el salto de la diagonalización del trote.

Bien, para describir este equilibrio de Alta Escuela, diré que al Paso, al piso o al galope o cualquier otro aire deben llevar la cabeza a la altura que su cuello le permita al jinete encontrar el punto neutro en el apoyo de la boca en el bocado, vertical la línea de la frente o un poco adelante, (Lámina 2).

Lámina 2


contraídos los riñones en proporción a la altura de la cabeza, desde luego posterior al centro de gravedad, y por estos movimientos la espalda libre y marcada hacia arriba con expresión en sus músculos, ojos, orejas y metida de los posteriores, de gran carácter demostrado por el deseo de andar o impulsión natural o dada, indispensable para tomar esta actitud o equilibrio.

Todo esto, armónicos con la monta del jinete completándose con esa impulsión, o deseo de caminar o estado de violencia no sea una defensa, permitiendo en ese estado al caballo a someterse no sólo a la acción de las ayudas materiales, sino a obedecer casi a la transmisión del pensamiento, llegando a entregar la mandíbula inferior¡ al contacto de la rienda, que el caballo nuestro lo manifiesta no por efectuar el saboreo del bocado con la boca seca en un abrir y cerrar la boca, es decir mover las dos mandíbulas continua y desordenadamente, sino subiendo y bajando el puente del bocado en busca de apoyo y con la boca húmeda.

En este estado al hacer el saboreo lo hace moviendo solo la mandíbula inferior. Como se comprenderá desaparece toda resistencia al bocado accionado por la mano, ya sea marchando directamente o al pedirles algún movimiento, al sentarlos y al cejarlos, quedando el caballo como se dice a voluntad del jinete o sea metido y dominado entre las manos y las piernas.

No hay que confundir esto que es enfrenadura con la no cargada, ya sea por falta de voluntad para caminar más ligero u obedeciendo al “piso" rítmico enseñado con las continuas paradas sin concentrar y llevando la cabeza delante de la vertical. Estos caballos así se les llama "bien entablados" y no les corresponde el “bien enfrenados".

En todo lo anterior las riendas no deben estar cortas, sino flojas para permitir pasar la impulsión, pero siempre listas a establecer contacto, permitiendo así la libertad del cuello, con lo que se siente claramente crecer al caballo, pues da la sensación que se sube sobre las manos. Es entonces, y solamente entonces, cuando el jinete puede hacer la gala de cambiar las riendas por débiles cintas de papel. El equilibrio así descrito viene a ser el del caballo perfectamente enfrenado cuyas reglas de movimiento más adelante las daré.

Lámina 3
Caballo “Califa”.- Propietario, señor Fernando Reusche.- Hacienda “San Fernando”, Pachacamac. Enfrenador: Amador Carrera.- Montado por Eulogio Vilches.- (Bastante bien enfrenado dentro de los errores actuales).- Nótese el doblez del cuello, el entregar del hocico bajo, la pérdida de altura del cuello, su desequilibrio absoluto dando la impresión que si se le empuja de adentro puede caer. A este caballo lo he montado y a mi concepto tiene extraordinarias condiciones para una enfrenadura de lujo.

CAPITULO V
Enfrenadura

Si el andar o piso de nuestro caballo es único en el mundo, lo es también única su enfrenadura, siendo distinta de todas las autóctonas y de las de escuela en sus tres etapas, o sean equitación ordinaria, equitación de valorización y equitación de alta escuela, teniendo mucha semejanza con ésta como lo hemos visto en su equilibrio, y salvando algunos errores profundos que creo sean debidos a que nunca hubo nada escrito sobre ella y han ido degenerándose por no saber el efecto de las ayudas, las que fueron diagonales (de alta escuela) convirtiéndose en laterales (de escuela ordinaria) y es por esto que desvalorizamos la enfrenadura a rienda coja (rienda directa) y damos mayor valor a la contraria.

Si en la rienda coja no se cometiera el profundo error de ayudar con el estribo interior o sea del mismo lado hacia el que se está haciendo actuar la rienda para hacer la vuelta o doblar el cuello al quebrarlos, y entregar cuando están acabados, se ejecutaría la escuela de valorización, la que resultaría ayudando con el estribo, taco o espuela de afuera para plegar al caballo mandando los posteriores hacia adentro y evitando así la gran inclinación de la espalda hacia afuera (Lámina Nº 3) y el completo despliegue del motor, el que queda claramente como un motor que se va en banda (Lámina Nº 4).

Lámina 4


Nótese posteriores fuera del centro de gravedad, muy distantes uno de otro, realizando por su falta de concentración lo que llaman cuarteando. Los mismos defectos de desequilibrio reflejados en la monta del jinete.


Si las ayudas citadas se realizaran, es decir la rienda interior y la pierna de afuera, quedarían diagonalizadas, las que hacen crecer grandemente al caballo (Lámina Nº 5), actuando sólo la pierna interior después que el caballo entregó el hocico, como se llama, para que despidan la grupa, punto básico distintivo de nuestra enfrenadura, pues todas retienen la grupa, para aprovechar el mayor poder en su motor.

En la rienda contraria el uso indebido de la ayuda de la pierna interior hace diagonalizar las ayudas, pero, en este caso, sin valor artístico ninguno (Lámina Nº 6). Usando la rienda contraria con la ayuda de la pierna del mismo lado las ayudas quedan laterales (escuela ordinaria) o sean las de más poder, sin valor en una equitación sabia como le llaman.

Tomando sólo valor en nuestra enfrenadura por el que al ejecutar se toman las riendas parejas en una mano a más o menos cuatro dedos de la altura de la cabeza de la montura, adelantándola un poquito más hacia el momento de tenderlas, pero nunca a medio cuello o a más como acostumbran algunos chalanes, vicio que cuando yo he sido Jurado, por suaves que manejen, no los premié.

Y a propósito de lo que digo que se toman las riendas parejas en la mano, esto no quiere decir que existe la enfrenadura a rienda pareja, como han pretendido sostener algunos chalanes y aficionados, porque a la insignificante inclinación del cuello hacia un lado, ya no hay más riendas que la coja si ésta se maneja, o la contraria, ya que es sabido que no hay efecto sin causa. De manera que los aficionados y chalanes deben olvidarse que sus caballos están enfrenados a riendas parejas, las que por razón no existe.

Lámina 5

Caballo “Jazmín”. Propietario y criador señor Mario L. Cánepa, Hacienda Puente. Chalán Eulogio Vilchez. Manejado con ayudas diagonales o sea rienda derecha (coja) y pierna izquierda.

Nótese que por la concentración de esas técnicas ayudas, el posterior izquierdo en apoyo está bajo la masa o sea en el centro de gravedad y el derecho cerca (motor Impulsor), espalda alta, cuello igual, flexionando o entregando a la punta del pecho obedeciendo esto a que el cuello no es exageradamente doblado, sino, flexionada la nuca, por consiguiente el caballo sin derrumbarse y por esto su equilibrio vertical, pudiendo así el jinete estar de acuerdo o sea perfectamente sentado, con riñones adentro haciendo uso del desplazamiento.


Decía que es única en el mundo, porque obliga en las vueltas o movimientos a entregar completamente el hocico o la pierna del chalán, estribo o punta del pecho, según el avance de su educación, y botar el anca o grupa hacia afuera. Ambas cosas ajenas a todas las enfrenaduras o equitaciones, si bien es cierto que en la alta escuela al caballo se le flexiona (o quiebra sobreparado o trotando), pero se ejecuta al contrario; si está caminando en círculo se jala la cabeza hacia afuera y se manda con la pierna interna y la flexión debe ser ejecutada de la nuca y nunca por consecuencia de doblar el cuello, reteniendo por supuesto la grupa. Bien, concretándome a las enfrenaduras, éstas son tres, usándolas con rienda coja o rienda contraria, tal como paso a describirlas.

PRIMERA.- La "Sobre las cuatro patas", que es cuando todo su movimiento la hacen caminando, marcando su piso y sin variarlo aún cuando están rodando, antes de entregar y al entregar, conservar el piso al rodar es difícil porque siempre les falta concentración por las defectuosas ayudas que he explicado y esto la hace casi la totalidad, como llaman “cuarteando" (Lámina Nº 4).

SEGUNDA.- La "Sobre la mano" se caracteriza porque al cerrar o entregar fijan y giran sobre la mano interior (sin defensa para terrenos accidentados); y

TERCERA.- La del "Capeo", que se usaba para nuestra abandonada suerte nacional del toreo a caballo, que es sobre las cuatro patas, pero sin entregar para no perder tiempo, muy vaciados y despidiendo la grupa rápidamente para evitar las cogidas, todo ejecutado con gran arranque y velocidad a una y otra mano.

Queriendo dejar definido el Uso de la "rienda coja" y la "contraria" diré que la primera actúa o jala la cabeza hacia el lado del movimiento. Para usarla se toma las riendas en una u otra mano y con la libre se pide el movimiento o se les quiebra.

Cuando están bastante suaves y sensibles se maneja con una sola mano y en este caso se toma las riendas con la mano de arriba a abajo, quedando entonces los dedos hacia adentro y actuando éstos por el juego de la muñeca. Y en la contraria, que actúa de afuera hacia adentro, es decir al voltear a la izquierda, se manda con la derecha, pegándola al cuello; debe tomarse las riendas parejas y la mano de abajo para arriba para que no haya lugar a cojear.

Toda intervención si es con la rienda coja en una exhibición de la otra mano, descalifica la exhibición, igualmente al exhibirlos con rienda contraria.

Lámina 6

Caballo sin motor y como resultado caballo y jinete en un absoluto desequilibrio.

CAPITULO VI
Ayudas

Se disponen de cuatro: la vista, las manos, el desplazamiento y las piernas, y con el buen uso de ellas, atinada y ordenadamente, queda un caballo suavizado a obedecer a la menor indicación que se le haga, quedando el animal completamente metido en las manos, piernas ya merced del asiento, para que así las manos no sean usadas tan toscamente y sólo actúen como indicadores y retenedores de la vertical.

LA VISTA.- Es la indicadora de la actitud y porte de la cabeza a la vez que observa el disgusto, manifestado con las orejas en un exagerado cerrar y cerrar, cuando se les castiga.

LAS MANOS.- En su suavidad hacen el tacto ecuestre que en el caballo peruano es muy fácil como ya lo he explicado. De frente, su misión es buscar y retener la vertical en la línea de la cabeza, retener el avance y dar libertad para evitar que se apoyen, al voltear jalar o pegar, según se manejen con coja o contraria, y al parar retener, y al cejar jalar.

EL DESPLAZAMIENTO.- Llave de toda buena enfrenadura que desgraciadamente ya no lo usan nuestros chalanes, a pesar que al quebrar lo empleen con toda fuerza y brusquedad en lo que llaman meter la montura y lomear.

Como se ve el desplazamiento no es más que meter la montura, lo que fue al principio tosca y duramente, debe continuarse en toda la educación del caballo y siempre que se le maneje, desde luego cada vez más suave y casi no visible para los espectadores, pero si sensible al caballo, con solo retener la pierna interna, inclinar el asiento hacia afuera y ajustar la pierna también de afuera.

Esto, bien hecho, como digo, es la llave en nuestra enfrenadura y en todas las equitaciones, presidiendo suave y actuando con más fuerza en el momento justo de usar la rienda coja o contraria, y así cada día será menor la acción de éstas y evitará ese agarrar y soltar riendas, cuando están manejando los caballos, sobre todo cuando hacen el alarde de usar cintas.

Digo que es la llave porque sensibiliza y maneja la parte móvil o bisagra del motor que viene a ser el riñón. Es este punto, quizás el de mayor deficiencia de la actual enfrenadura, en la que ha desaparecido toda la eficacia en los movimientos violentos demostrados en el caracol destapado y el seis, que no lo pueden ejecutar.

En los últimos caballos que he montado enfrenados por distintos chalanes, sólo uno he encontrado con sensibilidad notable que a la acción del desplazamiento se entregó en contraria y al meter y lomear puso los posteriores muy adentro, tomando casi el huachano. Bajo el mismo desplazamiento sentó y cejó, advirtiendo que su chalán sólo lo exhibió rienda coja. (Los aficionados y chalanes recordarán porque lo hice ante el público).

He montado otro, aún premiado por mí mismo, en enfrenadura, que no hizo caso al desplazamiento ni aún con toda fuerza y brusquedad, al extremo que un aficionado al notarlo me dijo: "Se Encontró usted con un adoquín", y a la verdad me parecía estar montado en una roca.

Debo decir que esos caballos sin una enfrenadura eficaz voltean a una y otra mano con una suavidad casi extremada después del primer llamado y se quedan girando y girando como una centrífuga, teniendo su centro de gravedad en las espaldas, que si no se cometiera el profundo error, ya anotado, de tocar o castigar con el estribo interior, ejecutarían la rotación sobre ellas, pues describe un circulo menor en sus huellas con las manos, y mayor el de los posteriores. Giran como una centrifuga porque el continuo trabajo en esa forma, y nada más, los emborracha, al extremo que he visto que para que enderecen el cuello o giren al otro lado, tienen que usar de la mano para empujar el pescuezo.

Esta gran falta del uso del desplazamiento se hace notable en todos los movimientos, por eso es que al caminar en círculo, rodar o en el ocho, se les ve rectos, de la grupa al nacimiento del cuello, y sólo cóncavos en el cuello con la espalda botada hacia afuera, en vez de ser cóncavos con relación al tamaño del círculo que están describiendo desde la grupa al cuello, y sólo flexionar a la nuca, la que se consigue sólo tocando o castigando con la pierna de afuera para que se concentre.

LAS PIERNAS.- Sobre las que ya me he referido al tratar sobre el "caballo motor" y el “equilibrio", ampliaré su uso como ayuda, y es usándolas a la vez impulsan o sea que mandan hacia las manos del jinete las que deben permitir partir la marcha: al quebrarlos, en los círculos y al entregar manda la de afuera y retiene la del interior; al sentar si se pegan a la cincha, los para; si alternativamente se toca una u otra acompañadas del desplazamiento, los hace retroceder (cejar).

Esta se usa con la presión debida, con el toque del estribo, talón o espuela, según la sensibilidad del caballo.

CAPITULO VII
Embocaduras

Otro punto de gran importancia olvidado, usándolas igual para todos los caballos, teniendo éste casi todos embocaduras distintas, por ejemplo:

Un caballo de cuello largo, bien equilibrado en su porte natural, de boca suave, debe embocársele alto con bocado de puente grueso y piernas relativamente cortas.

Si ese caballo se le pone bocado bajo, de puente delgado y piernas largas, se encapuchará, es decir se pondrá tras de la vertical con todos los peligros, como el manotear o chapalear, el acuñarse y si están enfrenados a rienda contraria rodará y rodará al cerrar sin entregar por llevar el hocico pegado al centro del pecho.

He montado uno de éstos que ha estado muy bien enfrenado, pues rueda en todo piso, cometiendo esa falta ya más con el resabio de tascar con ambas mandíbulas en esa actitud, el bocado.

Otro de cuello corto con o sin golpe de hacha debe ponérsele el bocado en la forma descrita dañina para el anterior, porque sus defectos son todos los contrarios.

Hay otros bajos de espalda, cuello al revés que destapan mucho. Deben embocarse muy bajo, casi tocando los colmillos y la barbada relativamente floja. Por supuesto, estos caballos cuyos defectos no pueden ser corregidos con los conocimientos de nuestra enfrenadura, sólo deben prepararse para el trabajo, y no para una enfrenadura de lucimiento.

En fin, para embocar bien, precisa juzgar la constitución de espalda y cuello.

CAPITULO VIII
Edad de ensillar

Como algunas personas encontrarán deficiente este folleto, porque no trato de la anatomía, enfermedades y curaciones, porque habiendo tantas obras de profesionales, sólo me quedaría el copiar.

Así como en los detalles del amansamiento, de como debe ponérsele la jáquima, el tapa-ojo, las jergas, montura, etc., etc., pero sí diré que el animal debe estar completamente manso llegada su edad de ensillar, es decir, acostumbrado a la montura, cincha y baticola,

El Caballo Peruano de Paso, sus pisos y enfrenadura, primera parte

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W. Rosell

“El Caballo Peruano de Paso”
Sus pisos y enfrenadura

Primera Parte

Estancia Matazango, Julio de 1945 Lima - Perú

PROLOGO

Don Wenceslao Rosell, accediendo al pedido insistente de los numerosos aficionados y criadores que nos reuniéramos en Lima con motivo del Primer concurso del Caballo de Paso, ha cumplido su ofrecimiento obsequiándonos en este folleto un resumen de su arte y experiencias de Chalán.

Chalán, es un vocablo de origen árabe (Chalab) conque en el Perú llamamos, con más o menos propiedad, a los equitadores del caballo de paso, a los que también denominamos "enfrenadores" cuando se colocan al servicio de un patrón y pierden su condición de aficionados.

Wenceslao Rosell, cultor exquisito del deporte caballeresco, es chalán de nacimiento; nacido en la opulencia de Trujillo, no ha podido sustraerse a la Tradición del Caballo Peruano. El como ninguno ha reunido en la escuela de la experiencia, las sabias lecciones que sobre la silla le dieran sus progenitores y aquellos enfrenadores magníficos que se llamaron Francisco González y Emilio Bazán, con quienes aprendió el fino arte de enfrenar como lo hiciera el Marques del Valle Umbroso de Manuel Cojapaico.

Como ya lo ha dicho Wenceslao Rosell, su "tema" es la Equitación y ella es en él locura y poesía, sino ahí está "Tarzán" su mejor poema.

Wenceslao Rosell ha venido de la Alta Escuela, en sueño de su juventud, a la Escuela Peruana, añoranza del pasado. En esta convención de aficionado se repite la historia de nuestra enfrenadura, en ella está el porqué de éstas líneas y la justificación de mi teoría de que la enfrenadura ha hecho a nuestro caballo y le ha dado sus aires característicos.

Nuestros antepasados debieron ser equitadores de la más perfecta escuela para haber logrado perder la diagonalización natural del caballo y perpetuar un aire adquirido como es el paso o andadura. En efecto en el siglo XVI florecieron en España los mejores jinetes y surgieron los mejores caballos de equitación sobresaliendo los de estirpe cordobesa; pues, según afirma Bañuelos de la Cerda "no hay caballero en Córdoba que no tenga de esta raza y porque es bien saber que deben domarse y adoctrinar de un modo particular”. En efecto en 1580 el Archiduque Carlos, hijo del Emperador Fernando I, funda en las montañas de Karst la estirpe equina más antigua a excepción del Árabe, de donde han de salir los Lippizaner, los más famosos caballos de equitación.

En el siglo XVI el Cordobés (Guzmán o Valenzuela) es el mejor caballo de Europa y en Lippiza como en todos los haras de importancia se buscan estos famosos sementales porque estampan su forma y condiciones de manera prodigiosa al extremo "que burlando ni veras salía caballo malo…".

Don Pedro de Zavala, Marques del Valle Umbroso en su Escuela de Caballería nos dice que: “Lima es Sevilla… sus caballos cordobeses, sus monturas las de Pizarro", y así como en Hungría los emperadores austriacos perpetuaron al caballo cordobés "digno sólo de ser montado por un Rey cuando quiere mostrar su majestad y gloria". Así en el Perú se perennizó no sólo al caballo, nuestro jacarandoso caballo de lujo, sino también su enfrenadura.

Los victoriosos soldados de España llevaron prácticas a la madre patria que debieron por fuerza influenciar la equitación española y como ellas ofrecían mayores ventajas y solidez, hubieron de introducirse en la Lidia y en el Torneo, arte y deporte supremo que no era sino medio agradable de prepararse para las duras pruebas de la guerra. En efecto en el siglo XVI se comenzó a introducir la monta a la ”jineta" con estribos cortos, ayuda de piernas y la enfrenadura a las patas con lo que se logra desenvolver con impulso al caballo permitiéndole sacar hacia adelante del pecho y las manos.

Enfrenadura más efectiva en el combate y en el toreo desplazó rápidamente a la Escuela Castellana y predominó en los suntuosos festejos ecuestres que llenan la historia de las fiestas del siglo XVII. Venida a menos la Escuela Castellana, persiste entre nosotros con sus estribos largos, comodidad en el asiento y la enfrenadura a las manos por la que se domina al caballo solo con el bocado. No debe extrañar entonces, que al regreso, el Marques del Valle Umbroso a España, a fines del siglo lleve como "arte singular" las prácticas de enfrenadura observadas en Lima; pues, dos siglos han hecho olvidar la genuina Escuela Castellana traída por equitadores de tanto renombre como Hernando de Soto y el mismo Gonzalo Pizarro.

Esta enfrenadura que es en verdad la más apropiada para el caballo de lucimiento que hoy llamamos de lujo así como para la comodidad del viajero se conservó, en efecto, en España para las Jacas de Fantasía y las que servían de montura a señoras y frailes. Don Pedro de Zavala describe en su Escuela la Caballería como propio de Lima un estado de transición, "El adiestramiento de caballos corredores que se destinan a tropa" y "enfrenamiento de caballos de calidad y lucimiento", indicando que estos últimos "tengan paso castellano, y si puede ser también aguilillo”.

Este es el único documento de la época que nos da una idea sobre el olvidado arte de enfrenar; el que ha proseguido entre nuestros enfrenadores como reflejo intuitivo, como armonía vaga pero imperfecta. Ellos con mayor o menor sensibilidad y sentido del caballo han conservado el tacto aunque muchas veces sus acciones antagónicas saltan como herejías a los ojos del buen equitador. El misterio de esta sensibilidad que el chalán no puede explicar con palabras o sujetar a reglas ha sido descorrido por Wenceslao Rosell en una primicia que el verdadero aficionado debe aprender como doctrina, sin reservas ni prejuicios porque ahí encuentra la verdad y la perfección de nuestra enfrenadura, verdadera gloria de nuestro Folklore.

Nuestro criollismo hace que muchos aficionados vean como anatema todo lo que trasciende a modernismo y así se moteja todavía a la introducción de las reglas del arte de equitar en la enfrenadura y a las descripciones de la zootecnia en la crianza. Muchos aficionados han de resentir la introducción de las más simples reglas de equitación; así como Rosell todavía resiente nuestro intento de mejorar la conformación de cuartillas y corvejones; pero, los aficionados y chalanes encontrarán que sus caballos caminarán con mejores pisos y entrarán y saldrán de los tornos más desenvueltos apunto de aplicar los sabios consejos con que generosamente nos ha obsequiado uno, sino el mejor de nuestros aficionados.
Aurelio Málaga Alba


El Caballo Peruano de Paso Sus Pisos y Enfrenadura
Por: Wenceslao Rosell Urquiaga

Como miembro de la comisión encargada de hacer los calendarios de las actividades del Club Hípico Peruano, casi desde su fundación, hice siempre constar las fiestas del caballo de paso en mi deseo como aficionado de estimular su crianza, consiguiendo solo que se realice el primer certamen el 29 de abril último, gracias al entusiasmo que le despertó al actual Presidente de la institución doctor Alfonso Álvarez Calderón.

El gran entusiasmo demostrado no solo por los criadores y aficionados al caballo peruano de paso, sino la gran concurrencia de público en los días que el jurado trabajó en las clasificaciones, como el día citado en que las tribunas y campos resultaron pequeños para los miles de espectadores que asistieron; la gran-exhibición de aperos modernos con magníficos pellones, la riquísima colección de componentes de aperos y aperos completos desde la época de la conquista, en que se admiró hasta un jato con piezas de oro, la creación de premios anuales de importancia pecuniaria instituidos por prestigiosas firmas; la espontaneidad del señor Presidente de la República, doctor Manuel Prado, que al solicitársele su apoyo dio las resoluciones necesarias para oficializar el primer certamen y organizar la " Asociación de Criadores", creando el premio "Presidente de la República", obsequiando el trofeo "Manuel Prado" y presidiendo el primer certamen, han llevado a mi ánimo la impresión de que solo estaba adormecido este pedazo de nuestra nacionalidad y por eso en plano inferior hasta antes de ahora, nuestro único y gran caballo.

Con solo lo hecho hasta el 29 de abril del presente año poco todavía se ha visto vibrar algo así como patriotismo, al avivar el deseo de conservar y dar su valor a ese animal que es propiedad nuestra. Motivos suficientes los anotados que unidos a la solicitud de algunos aficionados me hace intentar escribir este folleto exclusivo para el caballo de paso, tomando o repitiendo todo lo necesario de mis folletos titulados "MIS OBSERVACIONES SOBRE EL CABALLO y EL JINETE", uno publicado por la Escuela Militar de Chorrillos en 1940, donde hago mis apreciaciones sobre el arte de la equitación, y el otro en el que trato de definir la "Alta Escuela" y la "Puesta de Mano", ilustrados con fotos de los trabajos ejecutados por mi caballo “Tarzán”.

Honra este folleto el prólogo del doctor en ciencias veterinarias Mayor Aurelio Málaga Alva, gran admirador de nuestro caballo.

CAPITULO I.
Generalidades.

Hay personas que con respecto a la enfrenadura del caballo nacional dicen ser poseedores de secretos, y como nunca suelen comunicarlos, se van perdiendo en forma lamentable para las futuras generaciones. Están ellas relacionadas con aquello que los criollos llaman enfrenadura del caballo nacional, y que, por no haber al respecto nada escrito que yo sepa, ello también me ha decidido a escribir este folleto llevando al ánimo de mis amigos lectores el convencimiento de que el enfrenar no es cosa baladí o empírica que se puede hacer al acaso o al capricho cuando se ignoran las causas de los movimientos, que se piden al animal o aquellos que se les enseña, realizándose la susodicha enfrenadura por mera imitación y nada más, pero sin el cuidado paternal, digamos así, y arte necesario: cuidado y arte que solo los dan la vocación innata del jinete o equitador instintivo, valga decir, que son muy raros.

La ciencia de conocer y guiar el caballo es compleja por su naturaleza misma. Y, sabido es que hay dos métodos para llegar al conocimiento de toda verdad científica: observación y experiencia.

Pues bien, mi experiencia y observaciones me hacen opinar que debe tenerse como axioma de enfrenadura y equitación que, para educar este animal, noble compañero del hombre, todo aficionado debe tener presente que da mejor resultado y es más positivo usar continuamente de solicitudes y caricias que emplear equivocado rigor.

La causa de esta ley deriva de que en el sutil instinto de la bestia predomina el factor recuerdo sobre el factor inteligencia. Muchas veces he comprobado que el caballo recuerda siempre una caricia oportuna y no olvida fácilmente el castigo indebido.

Entre los árabes, que son los jinetes que más aprecian y sienten, a la par que saben agradecer los servicios del caballo, se observan proverbios muy bellos y comparaciones distintas como: "solicita la limosna de la mano de una mujer", “con sus cascos hiere a su enemigo en la cara".

El aficionado no debe ignorar tampoco que el caballo, a través de la historia universal, ha sido muchas veces el elemento decisivo en grandes acontecimientos y en los más novelescos actos bellísimos y elegantes, privados al ser humano. La clásica época caballeresca de la edad media ha dado al hombre un nuevo nombre: “Caballero”, titulo bastante de cortesía, nobleza y finura, derivados, sin disputa, de la admiración con que se mira al hombre que está montado arrogantemente a caballo.

Por estas razones no me cansaré de recomendar que a toda obediencia de lo pedido al caballo o al ejecutar éste el movimiento con el equilibrio buscado, debe de inmediato el jinete acariciarlo, recompensarlo con azúcar -pues es muy goloso-, sin el temor de lo que se dice cuando al hombre se le recompensa o aplaude su obra de bien: "cuidado que se puede engreír como una bestia". En esto el caballo nos enseña que no se engríe como la generalidad de los hombres, sino que se muestra contento, toma alegría y se adorna al hacer las cosas bien.

Cuantos ejemplos se podrían tomar de los llamados despectivamente bestias, en el sentido de agradecimiento. A propósito de recompensa y engreimiento voy a narrar dos casos curiosos, por tener testigos para citar.

El uno: Durante ocho años que tenía yo a “Tarzán" acostumbraba al llegar o salir de "Matazango" -fundo donde trabajo- de saludarlo y despedirme, y en el resto del día por tenerlo muy cerca lo acariciaba al pasar o le daba la voz, y lo montaba diariamente. Bien, en 1941 adquirí en Buenos Aires un caballo de raza Orlof, negro entero de color, y en los primeros días de tenerlo en "Matazango", por la novedad y deseo de saber lo que daba, a diario entraba a su box, le llamaba por su nombre ("Otello") y le daba azúcar, y por supuesto lo montaba, comenzando su educación. "Tarzán" de quien me olvidé en esos días miraba por la ventana de su box, vecino.

A los 8 o 10 días de esto entré al box de “Tarzán" y pasando al interior como de costumbre lo llamo por su nombre, y al no acercarse lo llamo con imperio y le miro la cara, la que tenía una expresión de fiereza, todos los músculos contraídos, y a poco tira las orejas atrás y se me viene a tarascadas. Me defendí lo que pude con el sombrero y al no dominarlo llamé al mayordomo de la chacra don Federico Carrillo, que estaba cerca, quien al entrar al box consiguió hacerlo retirar. No lo castigué, le hice cariño y desde entonces, aunque no lo monte, lo acaricio. ¿Piensan o no los caballos para que les despierten y manifiesten los celos?.

El otro: De esto hace solo un mes. Despierto a media noche fatigado por una terrible pesadilla en la que estaba viendo que "Tarzán" se moría, le cuento a mi señora y continúo durmiendo. Al día siguiendo en la mañana estando en la Hacienda Puente, les digo a los señores Mario L. Cánepa y César Victorelli: que maltratado estoy por la mala noche, y les cuento la pesadilla. Transcurre el día sin ir a "Matazango" a pesar de tener un constante deseo de hacerlo. Al fin, tarde ya cerca de las 6 p. m., estando en Lima salgo para "Matazango” y al bajar del auto le digo a Genaro Carrillo -cuidador de "Tarzán"-, cuida mucho al “viejo", que así le llamo a "Tarzán”, porque anoche lo he soñado que estaba muriéndose y me contestó "está muy bien"; busco al mayordomo don Federico para averiguar lo del día y a poco viene Genaro y me dice; "Señor, Tarzán está muy mal" . Entro al box y lo encuentro rígido sin ningún movimiento, efectivamente se estaba muriendo. Quiso la suerte que diagnosticara una retención de orina, lo trato como tal y más o menos a las 9 de ]a noche, consigo que evacue la vejiga, e inmediatamente da casi un relincho y comienza a morderme la manga y solapas del saco, forma que tiene de acariciarme ¿Fue esto o no una transmisión de pensamiento?.

CAPITULO II
Constitución y características
LA CABEZA

La cabeza descarnada, algo pequeña, perfil recto y ]ligeramente curvado (siendo el perfil acarnerado, también característico), el hocico breve, la quijada fuerte, pronunciada y redondeada; la cabeza es de frente amplia y hocico estrecho (cabeza de ataúd). La oreja es pequeña, suave, móvil, flexible y acaracolada. La frente amplia, ligeramente combada, los ojos redondeados y tranquilos se hallan bien separados y se encuentran situados en la parte más baja de la frente, los ollares son alargados con el ala externa pronunciada. La boca es pequeña, de labios delgados y mentón recogido. Encontrándose las ramas de la quijada fuertemente separadas.

EL CUELLO

El cuello corto, grueso y convexo, musculoso y flexible con abundante crin sedosa.

EL DORSO

La cruz poco saliente y carnosa; el dorso ligeramente ensillado, ancho y moderadamente corto, modelando un amplio tórax; el riñón es corto, ancho musculoso. La grupa ligeramente inclinada, ancha y algunas veces partida. Pecho amplio, sobresaliente, con encuentros muy separados, correspondiendo a un tórax profundo con costillares bien arqueados. La espalda es un poco inclinada, el brazo y antebrazo musculosos y firmes. Los costillares largos y fuertemente arqueados dan gran amplitud toráxica. La ijada y vientre son cortos y redondeados. La cola de crin espesa y ondulada con inserción moderadamente baja y pegada a las nalgas, las que son alargadas descendiendo hasta cerca de los corvejones, que son acodados y secos. La rodilla es amplia y fuerte proporcionada en relación con los miembros, las cañas son cortas con tendones rectos y destacados. Los nudillos redondeados y secos, las cuartillas finas, ligeramente inclinadas dando la sensación de flexibilidad. Los cascos son cortos y duros. La piel es suave, delgada, cubierta con pelo fino y brillante, siendo los pelajes de color entero los más buscados, así como los moros y almendrados.

CAPITULO III
Descripción de su andar

Para que sea más claro este tema que por las opiniones en contrario que me han sostenido algunos aficionado, pues yo sostengo que su avance es lateral y su apoyo es diagonal, saliendo o siendo el resultado del intermedio de estos dos extremos, del trote que su avance es diagonal y simultáneo la levantada de tierra del posterior derecho y del anterior izquierdo, y del "huachano" que su avance es lateral o sea posterior derecho y anterior derecho con la misma simultaneidad que el trote, paso a describir el "caballo motor', que está formado por:

miércoles, 21 de abril de 2010

El Caballo Peruano de Paso, orígenes del primer concurso.

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Orígenes del primer concurso del
Caballo Peruano de Paso

¡Los caballos eran fuertes!
¡Los caballos eran ágiles!
Sus pescuezos eran finos
y sus ancas relucientes
y sus cascos musicales...
¡Los caballos eran fuertes!
¡Los caballos eran ágiles!

José Santos Chocano



Alfredo A. Pinillos Hoyle
Favorito Campeón concurso de Amancaes 1920


Publicado por: Guillermo E. Pinillos Llontop

Mucho se ha hablado y se habla sobre los orígenes de nuestro querido caballo peruano de paso, tanto que la realidad y los mitos regionales se mezclan a tal punto, que hasta la fecha no se ha logrado determinar con exactitud su origen, las razas que lo conformaron, ni en que momento ni porque rompe de forma natural el desplazamiento diagonal de dos tiempos y se convierte en el único caballo en el mundo que se desplaza de forma natural en cuatro tiempos.

No es mi intención tratar de descifrar misterios pero si me siento en la obligación de aclarar ciertas inexactitudes que pueden llevar a errores en perjuicio de este noble animal patrimonio de todos los peruanos.

En la actualidad se ha despertado un gran entusiasmo por su crianza, desgraciadamente con gran desconocimiento de sus orígenes, crianza, selección, enfrenadura, pero sobre todo, los distintos pisos que lo caracterizaron.

El espectáculo de sus cuartos anteriores conlleva a restar importancia a la función de los posteriores que son el motor propulsor de su desplazamiento y al querer corregir su morfología, netamente berberisca, tratando de imprimirle características de otras razas se corre el riesgo de restarle profundidad en su desplazamiento.

Ultimamente se habla mucho de la fortaleza del sur y la debilidad de los caballos norteños, nada mas alejado de la realidad yo diría más bien los finos pisos norteños y la aspereza de los caballos sureños. Para colmo de males se pretende nombrar padre de la raza a un caballo de origen desconocido (NN), Sol de Oro Viejo, defectuoso por donde se le mire, con defectos que lo descalifican para el estándar de la raza; golpe de hacha, cuello volteado o de venado, patas de gallo pobres de masa, cola en jarra, de remate cojo,una mano mas corta que la otra.

Mi estimado amigo, D. Juan Pardo Vargas cuyo conocimiento sobre el caballo peruano es indiscutible, nos dice que se pretende dar un origen sureño al gran caballo Sol de Paijan emparentándolo con el nieto de Sol de Oro Viejo, de nombre Prestigio, cuando su verdadero origen es un imbriding con su abuelo, netamente norteño, Palomino Alazán en la yegua Diplomatica.




Caballo peruano, año 1760


Los orígenes ancestrales del Caballo Peruano, apuntan a la raza berberisca, en vista que nada nos indica lo contrario ya que el Andaluz o caballo de raza española PRE no existía en tiempos de la conquista y el caballo de guerra que trajeron los españoles era de andar tosco y diagonal. El color de los pelajes originales era el tordillo, moro, bayo, zaino y el negro. Las manchas blancas, se limitaban a luceros en la frente y eran evitadas en las patas, prefiriéndose los de manto cerrado. Si observamos la estampa de un caballo berberisco veremos el espejo de nuestro caballo original, grupa caída, baja inserción de cola, cuerpo corto y pecho amplio, patas cortas, cascos duros, cuello corto y cabeza recta mas nunca acarnerada, orejas más bien algo largas.


Si hablamos de enfrenadura, es muy lamentable ver en los concursos, en la prueba de freno y espuela, caballos sin terminar, a dos manos, como si estuviera de bozal, cargados al bocado, templados y estrellados; rienda coja o rienda contraria, que es eso; no digamos el uso de las espuelas, ayuda indispensable en toda equitación, practicamente de adorno, se busca chalanes de peso pesado con brazos fornidos para doblegar al caballo, terminando después de una presentación agotados tanto el chalan como el pobre equino.


Un caballo bien enfrenado se lleva con la rienda suelta, con una sola mano que con un suave movimiento de muñeca ya sea con rienda coja o rienda contraria el animal debe obedecer. Me gustaría ver en la actualidad a alguien montar a nuestro caballo con finas cintas de seda.


Hoy por hoy podría decirse que no existen chalanes de adiestramiento ni jinetes cuajados en las faenas agrícolas, solo podemos ver un grupo de aficionados entusiastas que han pasado del sillón de una gerencia a una silla de montar sin el mas mínimo concepto del deporte de los reyes, la equitación, y cuyo entusiasmo va mas por el afán de figurar y lograr un estatus social, que por el real amor a nuestro caballo.


Porque rompió nuestro caballo de forma natural la ambladura?, eso seguirá siendo un misterio, lo que si es cierto es que el caballo peruano evolucionó a partir de una correcta enfrenadura, diferente a la Alta Escuela Castellana, por su desplazamiento lateral, originandose, diríamos una Alta Escuela Nacional, y así como los Marroquíes fijaron en el caballo Berberisco, la ambladura, en el Perú de antes, se dio mucho énfasis a su correcto adiestramiento fijando con mucho ahínco los pisos que lo caracterizaron.


Tratar sobre los pisos del caballo peruano de paso, son palabras mayores y solamente las personas entendidas deberían dar su opinión. Me llama mucho la atención que en el libro El Caballo Peruano de Paso, 65 Años de Concursos Nacionales, editado recientemente por la Asociación de Criadores y Propietarios de Caballos Peruanos de Paso, en la pagina 41 en lo referente al "Llano Gateado" se sostenga lo siguiente: "Los apoyos tienen mas duración que las suspenciones y en la huella el posterior sobrepasa al anterior correspondiente". No entiendo de que piso están hablando cuando el paso llano gateado es el único piso en que el posterior no logra pasar al anterior. Explico el motivo, el avance del anterior es tan pronunciado que físicamente hace imposible que el posterior lo pase, mucho menos que lo sobrepase.


Mi estimado amigo Roque Benavides precisa en el mismo libro que de los 65 concursos, 63 han sido organizados por la asociación, haciendo números, me queda sobrando uno, porqué los concursos de 1945 y 1946 fueron organizados por el Club Hípico Peruano, bajo la presidencia de Don Alfonso Alvarez Calderon y el de 1947 por la misma Institución, bajo la presidencia de Don Wenceslao Rosell Urquiaga, concurso donde actuó el Sr. Rosell como Juez Dirimente. Por lo tanto, si el Club Hípico Peruano, organizó los tres primeros concursos, la asociación organizó los 62 restantes. Probablemente, la fuente desconocía que recien el año 1948 la asociación organiza el cuarto concurso nacional.


También se menciona en dicho libro en la pagina 73, que en el año 1945, las iniciativas de Don Wenceslao Rosell Urquiaga y Javier Larco Hoyle para agrupar a criadores y propietarios en algún tipo de organizacion no prosperó. Válgame Dios a que fuentes han recurrido?


Como en todos los actos de mejoramiento de especies que ha intervenido la mano del hombre, nos encontramos con logros buenos, regulares y malos, siendo preciso una estricta selección y nuestro caballo debió someterse en determinado momento a drásticos descartes, por lo que resulta irresponsable, por decir lo menos, que hoy en día se inscriban y comercialicen animales débiles y defectuosos, por lo que resulta indispensable que lo nuevos aficionados conozcan los defectos que deben evitarse.



Para suerte del Caballo Peruano de Paso, de aficionados y criadores, el Señor Wenceslao Rosell Urquiaga, nos ha legado sus conocimientos, y generosamente su hijo el Señor Wenceslao Rosell Pinillos me ha confiado los apuntes de su padre, guardados por muchos años casi, casi en el baúl del olvido. En ellos se detallan minuciosamente no solamente los secretos de la Alta Escuela Nacional para el Caballo Peruano de Paso, sino los orígenes plenamente documentados de su instauración definitiva como raza nacional.


Quiero con esta introducción, rendir homenaje y reconocimiento a D. Wenceslao Rosell Urquiaga, insigne equitador, hombre de bien, impulsor y promotor del caballo peruano de paso, su reconocimiento como raza durante el Gobierno de Manuel Prado Ugarteche, quien instauró el premio Presidente de la República en virtud de las múltiples gestiones realizadas por el señor Rosell. Juez y promotor del primer y segundo concurso nacional (1945 y 1946) donde saliera el primer campeón nacional Oro Viejo de los hermanos Larco y al año siguiente Limeñito de propiedad de los señores Aspillaga.


La película original de este evento se conserva en poder del señor D. Wenceslao Rosell Pinillos que le fuera obsequiada por el presidente Prado a su padre, así como también un voluminoso archivo de documentos originales.


Creo es acá donde surge la confusión de mis amigos de la asociación cuando se refieren a Sol de Oro Viejo como padre de la raza, tal vez quisieron referirse a Oro Viejo, primer campeón nacional del primer concurso oficial, y dicho sea de paso era norteño.


La importancia de conocer el pasado, evita cometer errores en el presente y legar confusión y caos al futuro. La ingratitud es uno de los peores defectos del ser humano porque pretende vanagloriarse con logros ajenos, con fines mezquinos y egoístas, desdibujando la verdad real en beneficio propio.


Pido disculpas si he sido crítico y mordaz en mi introducción pero como diría D. Jorge Juan Pinillos, los hombres dicen las cosas de frente.


D. Jorge Juan Pinillos Cox, dueño de uno de los hierros mas antiguos que inicio su abuelo, Jorge Juan Martínez de Pinillos Bracamonte (JJP); hombre justo y generoso, criador y fundador de la asociación de propietarios y criadores del caballo peruano de paso con un grupo de amigos, dijo poco antes de morir que sin el esfuerzo denodado de su primo D. Wenceslao Rosell Urquiaga, el caballo peruano se hubiera perdido en la desidia y la indiferencia.



Wenceslao Rosell Urquiaga

Por: Wenceslao Rosell Pinillos


Documentalmente, desde el año 1938, el señor Wenceslao Rosell Urquiaga, inicia las gestiones para la realización del Concurso Oficial del Caballo Peruano de Paso, lo que queda demostrado en el Club Hípico Peruano, tanto en los libros de Actas como en los Calendarios de actividades. El señor Rosell fue socio fundador del Club Hípico Peruano, su presidente en varios periodos y miembro de la junta encargada de la elaboracióm de los Calendarios de actividades de dicha institución.

Hasta el año 1944 ningún presidente ni las juntas directivas creian en el éxito de estos concursos, hasta la presidencia en este año del Doctor Alfonso Alvares Calderon, distinguido aficionado, el que tambien tenía sus dudas, pero fue convencido por el señor Rosell.

A mediados de ese año, la directiva del Club Hípico Peruano, consigue una entrevista con el entonces Presidente de la República, Doctor Manuel Prado, a fin de solicitar la oficialización del concurso. El Presidente tambien tiene sus dudas del posible éxito del concurso y pregunta: quien responde por el concurso; el Doctor Alvares Calderon pone una mano sobre el hombro del señor Rosell y contesta al Presidente Prado: aqui esta el pilar.

Por Resolución Suprema del 1 de julio y Ministeriales del 5 y 9 de agosto de 1944, el gobierno autorizo al Club Hípico Peruano para:

Primero: Organizar y llevar el Stud Book del caballo de paso nacional.


Segundo: Formular el patrón ó estándar del citado caballo, que sirva de norma para su selección y clasificación en los concursos y exposiciones oficiales.


Tercero: Formular el reglamento de exposiciones y concursos oficiales de caballos peruanos de paso.


Cuarto: Organizar por lo menos una vez al año un concurso y exposición oficial del caballo peruano de paso.


Quinto: Organizar la asociación de criadores del caballo peruano de paso.


Para dar cumplimiento a dichos encargos, la junta directiva de dicha institución en su sesión de fecha 24 de agosto acordó nombrar la siguiente comisión:




Nombramiento de la comisión organizadora


Presidente: Señor Don Wenceslao Rosell Urquiaga


Vocal: Señor Don José Antonio de Lavalle


Vocal: Señor Don Antonio Graña Elizalde


Vocal: Señor Don Santiago Acuña Rey


Vocal: Señor Don Javier Larco Hoyle


Vocal: Señor Don José Antonio Delgado Vivanco


Vocal: Señor Don Aurelio Málaga Alva.


Secretario: Señor Don Carlos Taboada.

El Sr. Rosell organizó las bases del concurso, tanto en piso como en enfrenadura, y presidía simultáneamente a los miembros del jurado calificador.


El Primer Concurso Oficial del Caballo Peruano de Paso, se realizó el año 1945, con un rotundo éxito, alcansando tanto en el país como en el extranjero los mayores elogios, habiendo coronado los esfuerzos, trabajos, desvelos y la ilución que con tanta perseverancia, fe y visión tuvieron los aficionados pioneros de ese entonces de este noble animal de trabajo, elegante por esencia y orgullo del Perú

El segundo concurso se realizó en 1946; el tercero en 1947.

Con motivo del cuarto concurso del Caballo Peruano de Paso, el año 1948, el General Jorge Vargas, Presidente del Club Hípico Peruano, del que fuera socio fundador y su primer presidente, en el discurso de orden pronuncio las siguientes palabras: Esta es la cuarta vez que se realiza el certamen que tiene fin hoy. Uno de los mas grandes cutores y conocedores del caballo en general y del de paso en particular que le dio origen y forma a este concurso es el Señor don Wenceslao Rosell Urquiaga.


El Club Hípico Peruano publicó el año 1945 el Reglamento Provisional, selectivo y genealógico del Caballo Peruano de Paso, estando conformada la Comisión Organizadora del Stud Book de acuerdo con la Resolución suprema del ! de julio de 1944 por los siguientes señores: Wenceslao Rosell, José Antonio de Lavalle, Antonio Graña, Aurelio Málaga, Javier Larco, Santiago Acuña, Federico de la Torre y Antonio Delagado.


El 19 de enero de 1948, La Asociación de Criadores y Propietarios de Caballos Peruanos de Paso nombró al Señor Wenceslao Rosell Urquiaga Socio Honorario y el 3 de abril de 1964 le otorgó Diploma de Honor y Medalla de Plata.


El 20 de Julio de 1950, el Supremo Gobierno lo condecoró con la Orden del Sol del Perú.


Conchita Cintron
El Arte de la Equitación


Conchita Cintron


El arte de la equitación en manos de expertos es un deleite a la vista del entendido. El binomio caballo jinete si no es manejado con destreza es mejor no verlo. Como todo arte, no es fácil y no todas las personas tenemos la capacidad de aprenderlo.


Conchita Cintron, una de las más diestras rejoneadoras del Perú y del mundo, nos narra, en su libro “RECUERDOS” un extracto de sus clases de equitación con el Maestro Ruy da Camara. ...........Las ordenes de Ruy, que resonaban en el picadero, eran puntualizadas con el eco de su látigo. ¡No dejes adelantar la grupa del caballo! ¡Impulsa!.... ¡Impulsa! ¡Sin impulsión no hay nada!... ¡Levanta la cabeza del caballo!... ¡NO!... !NO!... ¡DEJA EL BOCADO!... ¡La cabeza se levanta con el filete!... ¡Cuidado con la posición!... ¡Junta los codos al cuerpo!.... También pasé apuros aprendiendo a distinguir el galope sobre la derecha del galope sobre la izquierda. Tenía poca práctica, y al galopar no sabía si mi montura metía más una pata que otra o adelantaba más o menos una mano. ¿No sientes en que mano vas? – preguntaba Ruy. ¿No sientes? – repetía ante mi silencio. Yo no sabía qué contestar. No sentía más que la serie de movimientos naturales del galope. ¿Pero sería en la derecha?... No; no era… Parecía más bien la izquierda. Surgía la duda. ¿En que mano iría? Algunas veces miraba la grupa del caballo que montaba para ver si conseguía adivinar cuál era la que trabajaba más. A lo mejor nunca aprendería… ¿Y si no aprendiese…? ¿Y si Ruy se cansase…? Un grito del maestro me sacudió hasta los huesos. ¡Aguanta el caballo con la pierna derecha atrás, la izquierda en la cincha! ¡Levanta un poco las riendas izquierdas, apoya las derechas sobre el cuello del caballo. Alivia un poco el peso de la pata izquierda…! ¡Allá va!... ¡Impulsa! ¿No sientes que va galopando sobre la izquierda?... !Dale la mano! ¡Impulsa en la curva, aguanta un poco! ¡CUIDADO, que cambio de pie! ¡PARA! ¡PARA! ¿No sentiste que cambio de mano? No, no había sentido nada. Ruy se impacientaba. Mientras no sepas esto, no sabrás nada – declaraba sacudiendo la cabeza, y levantando el látigo en orden de partida, añadía sencillamente - : Vamos otra vez. Y era otra, y otra, y otra vez. Todavía estaba lejos de ser un buen jinete.


Buenos jinetes eran Ruy, en la yegua Muñeca, y su discípulo, el señor Rosell, en su caballo Tarzán.

Lima, 1 de mayo de 2010